La germinación es el proceso básico y tan importante como el resto del cultivo. 

En primer lugar debemos asegurarnos que las semillas están lo mas frescas posible y cercionaremos de su eclosión. Uno de los métodos mas utilizados es humedecer con agua una bayeta de cocina doblada (no utilizar servilleta, papel de cocina o de water, ya que estos contienen cloro), en medio de dos bandejas o platos; la inferior contendrá la bayeta con agua y la superior no dejara que haya evaporación. Las semillas se colocan entre las dos capas de la bayeta y siempre deben permanecer húmedas y a una temperatura de entre 20º y 25º grados acelerará el proceso de eclosión. 

Una vez eclosionadas y que la raicilla sobresale tres o cuatro milímetros de la cáscara podemos proceder a plantarla en el sustrato. Es conveniente que la raíz esté orientada hacia abajo. Al plantarla siempre cubriremos las semillas con 8 milímetros de sustrato para que la semilla esté a oscuras. 

Dependiendo del tiempo y la luz que reciba, entre 24 y 48 horas la semilla habrá enraizado y eclosionará mostrando los cotiledones. Hay que hacer especial cuidado en esta fase, ya que la planta es muy frágil y cualquier inclemencia meteorológica puede acabar con ella. Un par de días bajo una bombilla de bajo consumo puede ser buena opción. Los primeros días que esté en exterior es conveniente que no le de la luz directa del sol, es preferible que esté a la sombra. En interior no conviene ponerlas directamente bajo bombillas de Alta presión de Sodio o Halogenuro Metálico, ya que estás suplen el sol y pueden quemarse; para ello es conveniente que la bombilla se encuentre a una distancia prudente.

 

 






 

 
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